Es importante tomar en cuenta que la industria cosmética no sólo ha desarrollado cremas que hidratan y mantienen en buen estado a los diferentes tipos de piel, sino que también pone a nuestro alcance aquellas que contribuyen en el tratamiento de algunas afecciones que se describen a continuación:
Anticelulitis. Al aplicarlas con frecuencia y mediante masaje ligero en la zona dañada, ayudan a eliminar exceso de líquido y activar la circulación.
Antienvejecimiento. Humectan a profundidad, evitan que tabaco, contaminación y rayos solares aceleren el envejecimiento de la epidermis y remueven las células muertas.
Antiestrías. Previenen la aparición de estrías y mejoran la textura de la piel que ya se ha visto afectada por las mismas, debido a que aportan nutrientes que humectan, regeneran tejidos y proporcionan elasticidad.
Antimanchas. Reducen la formación de melanina (sustancia que da color a la epidermis) causante del oscurecimiento en diversas zonas de la piel.
Exfoliantes. Debido a que limpia a profundidad permite que la epidermis luzca luminosa, sea suave al tacto y aproveche el paso de sustancias que la oxigenan y nutren.
Limpiadoras. Eliminan impurezas superficiales provenientes del medio ambiente, retiran grasa excesiva y maquillaje, además de humectar.
Reafirmantes. Son complemento ideal de rutinas de ejercicio, ya que mientras éste endurece los músculos, las cremas actúan fortaleciendo a las fibras elásticas de la piel.